Te plantas ante el espejo
como cada mañana y un tipo
despeinado y legañoso
se te queda mirando
con cara de pocos amigos,
malencarado, le preguntas
sin pronunciar palabra,
intuyes que te lee la mente,
que ya sabes la respuesta.
¿Quién demonios eres?
¿Qué es aquello que pretendes?
Te pareces tanto a mí
y aún así no consigo saber
a qué narices persigues,
quién está detrás de ti,
qué es aquello que te empuja
a dar el salto cada mañana
a enfrentarte en este espejo
con un gruñón despeinado.
El próximo día pregunta,
pregunta si te atreves.
RMA
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