Algunos dicen
que cuando es dicha
la palabra muere.

Yo digo, en cambio,
que justo ese día
empieza a vivir.

Emily Dickinson.

Parafraseando a la Sra. Dickinson me gustaría que estos ripios que ahora comienzan a volar por sí mismos no mueran en el olvido, sino que sean capaces de anidar en el corazón de alguien que les de calor y cobijo.

Veinte haikus de amor (a la vida) y un haibun enamorado


1

En tensa calma

sin alegría espera

quien era su amor.

                       RMA


2

Oscuro será

el alba que no ilumine

la luz de tus ojos.

                       RMA


3

Ardiente carne

gozosa juventud,

temblorosa luz.

                   RMA


Tocar el cielo

es lo que logra mi alma

cuando te miro.

                   RMA


5

Hueca la vida

vacuo el segundero,

plena tu risa.

              RMA   

 

6

Inabarcables

tu corazón y el mar,

indomables.

           RMA


7

Degustar tu piel 

enredados los cuerpos,

sabor salado.

             RMA



8

No es el amor

nada, hasta que llega alguien

para llenarlo.

             RMA



9

Ávidas manos

revuelan su universo,

placer alado.

             RMA



10

Fluyen las olas,

eternas, sensual danza,

baile de fuerzas.

              RMA



11

Acaricia el cielo

la superficie del mar,

húmedo beso.

                RMA



12

Rumor alegre

el de la cantarina fuente

que atesora el patio.

                       RMA



13

Son luz tus ojos,

regalo inmerecido

para mi alma.

              RMA

 

 

14

Inagotable

manantial de ternura

el de una madre.

                   RMA

 


15

Recorre tu piel
mi sedienta neurona,
buscándose.
             RMA



16

Sal de mar, perla
tu piel y enerva el axón
de mi neurona.
                  RMA




17

Lúbrica noche

que el amor rubrica

y arriba el cielo.

                RMA




18

Das la cara amor

por amor y con amor

a tu gran amor.

               RMA



19

La luna observa

los lunáticos pasos

enamorados.

           RMA




20

Íntimo aliento 

y arrugadas sábanas 

tienen al alba.

             RMA 



Haibun


Hace muchos años, cuando la adolescencia marcaba nuestra piel con esos granos que servían de guasa para los amigos, llegó a nuestra vida el primer AMOR, así, con mayúsculas. Pues bien, cuando llega te sobra todo y en el mundo son solo dos, dos ojos que te regalan el cielo y hacen que el corazón quiera llegar a él, de la velocidad que coge dando botes como un descosido.
Entonces, sueles tener un sitio de lo más romántico donde recrearte en esas horas, que en verdad son únicas e irrepetibles.
Nosotros solíamos irnos a la fuente del rio, pues por entonces estábamos más tiesos que la mojama y allí con una bolsa de pipas nos sentábamos a la orilla del cauce, bajo un sauce llorón y con el rumor de los pájaros y los surtidores de agua como banda sonora de unos momentos grabados a fuego en el corazón,con la llama de un amor adolescente puro, inocente.
Todo, por muy idílico que fuese, no dejaba de ser un simple y vulgar escenario, un segundo o tercer plano, como mucho, de unos ojos y un alma que lo eran, que lo son todo.


El mundo gira
y no llego a notarlo,
solo tus ojos.
           RMA












No hay comentarios:

Publicar un comentario