Cuando visitas Cáceres esperas ver muchas piedras patrimonio de la humanidad todas ellas, y la verdad es que hay muchas, pero lo que casi nunca te esperas es encontrarte a las mil maravillas en lo que es un pueblo grande, donde puedes pasear tranquilamente disfrutando de cuanto te rodea, poder ir al teatro y continuar con una magnífica cena.
Es un lugar, no para perderse, sino para encontrarse, para vivir, pues encantos no le faltan, amabilidad a su gente tampoco y tiene rincones que te hacen envidiar a los que tienen la fortuna de recorrerlos a diario.
Habrá que volver.
RMA
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