1
Realmente, no se cuándo comienza esta pequeña aventura, si cuando este noviembre pasado le pedí a mi gruñón favorito que me trajese un "puñado" de bellotas de las dulces, pues quería hacer un potaje y me chulea, desde esa atalaya de sus ochenta y siete años, diciéndome que precisamente a él, le iba a decir qué chaparros eran los dulces de cuántos había en el cerro de la Atalaya.
O tal vez, comenzó cuando de niño salía a corretear por esas mismas faldas, de ese mismo cerro, entre esos mismos chaparros y retamas, por las mismas sendas hoyadas por las pezuñas de cabras y ovejas, correrías en las que ya disfrutaba cogiendo algunas bellotas, para luego, ya en casa y tras hacerles un pequeño corte, para que al asarlas en el brasero de picón que había bajo la mesa camilla de casa, no explotaran y esparcieran cenizas y ascuas por la tarima de madera y no tener que soportar el enfado y a veces, hasta la zapatilla voladora de la jefa de la casa.
Un pequeño manjar.
Así, cuando mi padre se presenta con las bellotas no pude resistir la tentación de plantar algunas en unos vasitos de yogur, a ver si con suerte nacía alguna y "e voilà", la ha habido.
RMA
2
Todo comenzó con una bellota, bueno, con media bolsa que trajo el viejo gruñón y que luego continuó con la mente de ideas peregrinas de otro gruñón un poco menos viejo.
Aquí estamos con unos cuantos vasitos llenos de tierra y con una bellota en su interior y además la ilusión de que al menos a una le diese por la locura de querer ver este loco mundo.
Hubo suerte, hay varias osadas.
Como niños.
RMA
3
No pretendo comer de tus frutos, aunque donde se ponga una buena bellota, que se quiten las castañas, no hay color.
Hubo un sabio que dijo que nadie come frutos del árbol que sembró.
No, no pretendo comer tus frutos, pienso alimentar el alma con la ilusión de verte germinar, de contemplar como creces cada día un poquito, cómo abres tus hojas a la vida, cómo buscas tu propia luz, cómo cada día te haces más fuerte, espero disfrutar de los rayos de sol filtrándose entre tus hojas, reposar los cansados huesos a la refrescante umbría de tu grandeza y si además tengo suerte, quizás, quizás pueda disfrutar tus frutos, los que disfrutaré como si fuesen propios.
!Valla que sí!.
RMA
4
"Más basto que un bocadillo de bellotas" recurrente frase que se estilaba en mis años mozos.
La verdad que no debe ser una delicatessen, pero uno de sus subproductos la verdad que sí lo es, sobre todo esos que corretean por esas dehesas pegados a un lindo cerdito y cuya única misión es comerse toda bellota que se interponga en su camino.
Manjar de dioses.
RMA
5
En alguno de mis paseos por el campo he reparado que bajo las encinas suele haber siempre hojas secas a sus pies y alguna que otra bellota que se ha librado de ser engullida por algún bicho.
Crujen bajo mis pisadas, como lamento por haber tenido ya su ciclo de verdor aéreo.
Ahora toca volver al origen, integrarse en la madre tierra, ser alimento y sustento para que otros luzcan sus colores bajo la luz del sol, momento para renacer, igual con otra forma, siendo otro ser, pero con las mismas ganas de vivir.
RMA
6
La vida manda y por desgracia hay quien se queda atrás.
Todo era alegría y emoción cuando comencé a observar que lo que, en principio, era una curiosidad, casi un juego se transformó en ilusión al ver cómo unas simples bellotas empezaron a germinar, a asomar sus verdes ganas de vivir entre los negros terrones de tierra.
Una gozada, ver día a día como de sus fragiles tallos iban surgiendo tiernas hojitas, verde claro, llenas de vida, ver cómo esas hojas alcanzan su madurez al cambiar el color a verde oscuro.
Pero como siempre, la vida manda y a pesar de nacer y crecer a la misma sombra, los mismos riegos y cuidados, hay quien no ha sido capaz de continuar adelante, sus hojas pasan del verde oscuro a uno casi gélido, quebradizo al taco y falto de toda vida, prácticamente un esqueleto.
Y en ocasiones manda siega.
RMA
7
Cascabullo, bonito palabro.
Yo la verdad siempre lo llamé el capuchón de la bellota, donde esta se aferra al árbol que la alimenta y engorda para que el día de mañana sea la vida que preserve sus genes y así de esa manera logre un cachito de inmortalidad, y que esta ruleta de la vida continúe girando y girando aunque a veces se asemeje a una ruleta rusa.
Bonita misión la suya, la del cascabullo, servir de nexo entre una vida que es y otra que lo será, bueno, si logra esquivar el voraz apetito de unos cuadrúpedos, a su vez bastante apetitosos.
Si me gusta verlos, cuando paseo, con su fruto a cuestas, no menos al contemplarlos ya vacíos, huecos, me transmiten un poco de tristeza a la vez que la satisfacción del trabajo bien hecho.
Cascabullo, bonito palabro.
RMA
8
Pienso en mis chaparritos, como serán de mayores, donde echarán raices, pregunta muy pertinente,aunque parezca mentira, ahora están en una maceta, y creo que sueñan vivir en lo que para ellos sería su paraíso, fértil tierra, cielo inmensamente azul de día y cuajado de estrellas por la noche, con esos ábregos vientos que le traen su líquido vivificante en otoño y primavera, junto a brezos, jaras o retamas, dando cobijo a bichos y bichejos, sintiendo el aleteo de cigüeñas, águilas, incluso algún que otro buitre, entre una infinidad de otros diversos pajaritos.
Viendo como hoyan la tierra sobre sus raíces cabras, ovejas, vacas y el number one de la dehesa, del que dicen que tiene buenos hasta los andares, el cerdo ibérico.
Por suerte linces y cornúpetos ciervos también pasean por allí sus huesos, todo un elenco rebosante de vida.
Como en tantas ocasiones, cada cual tiene sus debilidades y si eliminamos la más obvia (imagino que os imagináis cual es) las que restan son menos apetitosas, pero más fascinantes.
Águila imperial, imponente con su envergadura de más de metro y medio, majestuosa en su vuelo, letal con su excepcional vista.
El felino salvaje por antonomasia en estos lares, lince ibérico, sigiloso y esquivo donde los haya, pero no por eso menos bello.
Y por último el ciervo, uno que aunque tiene la testa muy bien "adornada" con unas antenas que pillan hasta radio Moscú FM, tiene un porte espectacular, luce su cornamenta con orgullo y cuando llega la época de apareamiento berrea como el común de los mortales, bueno, un poquito más fuerte.
Tres maravillas de la naturaleza, cuatro si contamos las encinas, en un mismo hábitat, una misma casa, donde conviven en paralelo y en infinidad de ocasiones sin reparar el uno en el otro.
RMA
Tras un paseo matutino por esos campos de Dios y armado como todo "homo inutilis" contemporáneo, de ese instrumento diabólico con el que nos han dotado estos nuevos tiempos, que nos idiotiza y hace que tengamos buena parte del día con los ojos pegados a una pantallita, que amenaza con sustituir las pocas neuronas que pululan por los cráneos actuales, es más ya los están dotando con inteligencia artificial para suplir la natural que ya no utilizamos.
Bueno, a lo que iba, tras un paseo matinal tuve la suerte de toparme con algunos primos mayores de mis pequeños vecinos de patio y me volví a maravillar cuando los vi cargados de frutos, redonditos y verdes, futuro manjar para cuadrúpedos ibéricos, a su vez, futuro manjar de bípedos ibéricos y algunos más de otros lares.
RMA
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