Jisei no ku
El Jisei es un poema típico de la cultura oriental que generalmente escribía una persona poco antes de morir, recordemos lo aficionados que eran los señores feudales a cortar cabezas y algunos japoneses al Hakiwaki, más popularmente conocido como Hara-kiri.
Con todo, el escribir este Jisei no era un ajuste de cuentas con la vida terrenal, ni con vivos o los no vivos, es un paso más en este universo del que somos parte y del que seguiremos formándola, recordemos que la energía no se pierde, solo se transforma y todos, todo es, somos básicamente energía.
Aún así, espero que mi particular parca tarde en abrigarme, pues mi intención es escribir unos pocos.
No se si habrá suerte.
Devora la luz
siempre inmisericorde
la negra noche.
RMA
No para el reloj
la partida de un ser,
por ser querido.
RMA
De repente
tornó el alba en ocaso
amargo día.
RMA
Le dijo el sol,
cuando te busqué
estabas nueva.
RMA
Noche azabache
donde ulula el mochuelo,
bordada en piedra.
RMA
Estalla el agua
contra el cristal, resbala
por la mejilla.
RMA
Se aferra el miedo
a la falda de esperanza,
ella tiene alas.
RMA
Al pie del árbol
duermen las hojas
su eterno sueño.
RMA
A la noche
vacua desesperación,
inevitable.
RMA
Sujeta su alma
amarra sus sentidos,
calla sus miedos.
RMA
Moribundo arde,
restan solo rescoldos
que ahogan cenizas.
RMA
Perla su frente
un miedo atroz al vacío,
contiene el pecho.
RMA
Borra las huellas
a su paso el viento,
solo desierto.
RMA
Hemos de andar
la senda que nos lleve
a nuestra luz.
RMA
De alba a ocaso
derrocha luz y vida,
fría la noche.
RMA
Huye la vida
de este valle de lágrimas,
queda el dolor.
RMA
Inesperada,
la soledad que deja
la fría noche.
RMA
Ambiente gélido
chimenea apagada,
sólo cenizas.
RMA
La espadaña
sostiene las campanas,
guarda las almas.
RMA
Mejor así,
dispuesto a la partida,
liviano y en paz.
RMA
Es la ostra
a la que arrebatan su perla,
vacía queda y sin sentido.
RMA
Bajo cenizas,
yace un rescoldo que fue
cálido hogar.
RMA
Resuena el bronce,
grave, por tres veces,
baten las alas.
RMA
Llueve en su rostro
Siente la libertad,
Ceniza y barro.
RMA
Casa vacía,
al retornar tus pasos
no hay marcha atrás.
RMA
Y girará
tras cerrar las ventanas
lucirá el lirio.
RMA
En ruina física
nos transforma el tiempo,
nos deja en los huesos.
RMA
Pasarán frío
los huesos bajo tierra,
preciosas malvas.
RMA
Oscuro el verde
del esbelto ciprés,
muy bien comido.
RMA
Ya se fueron
dejaron un recuerdo,
regusto amargo.
RMA
La hora del silencio
llega irremediable,
todos pasamos.
RMA
No quiero que me lloren,
quiero que me hagan reír.
No me valen las lágrimas
si estas son de dolor,
prefiero las que brotan
cuando bosa la alegría.
RMA
Nos abandonó
demasiado pronto
la primavera.
RMA
Cae ya el sol
inocente en la tierra,
se eleva al cielo.
RMA
Inesperada
es la soledad que deja
la fría noche.
RMA
Y llegará,
igual que amanece
es ley de vida.
RMA
Pura oscuridad
al final del ocaso,
mas, canta el gallo.
RMA
Eso fue todo,
se impuso la vida,
llegó la noche.
RMA
Borran las olas
los pasos en la arena,
igual que el tiempo.
RMA
Último grano
en el reloj de arena
la luz se apaga.
RMA
Todo caduca,
el ocaso también
en un suspiro.
RMA
Todos terminamos
pasando por el paciente
Esta es tu hora,
dijo indiferente ella,
siempre hay una hora.
RMA
Prácticamente
invicta, diose un paseo
la negra dama.
RMA
Bruma matinal
renace la esperanza,
triunfa la luz.
RMA
Mece el ciprés
al son del aire su copa,
vuela alto el buitre.
RMA
Se cansó la ola
frente al acantilado,
calma chicha.
RMA
Secos los pétalos
de una marchita flor,
cubren la tumba.
RMA
Yo pensaba
que en días de lluvia,
con las alas mojadas,
no podían los ángeles
levantar el vuelo.
Me equivocaba.
RMA
Se pone el sol
llega la eterna noche,
ulula el búho.
RMA
Qué gozo
el saber que Dios
me hizo hormiguita
para disfrutar del alba.
RMA
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