Viste una mirada turbia,
oscura, cienagosa casi,
todo ello por las corrientes
que agitan su interior.
Cristalina el agua
en un tiempo fue,
cuando a borbotones
abandonó las entrañas
de la madre tierra,
desde entonces no ha parado
de arrastrar impurezas,
ora en saltos o en meandros,
luego en rápidos
y la verdad, han sido pocos,
muy pocos los remansos
dónde poder decantar
ese exceso de limos.
Solo al final, si hay suerte
formará un ancho delta
antes de alcanzar la mar,
mas para que esto suceda,
como aún falta mucho
deberá contentarse
con llevar entre sus aguas
ese pesado limo
que enturbia su mirada.
RMA
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