Haiku es la foto
del aquí y del ahora,
roto el reloj.
RMA
Siente como renace
cada vez que le mira,
como la asombrada planta
que al fin descubre
la cálida caricia del sol
tras días de lluvia.
RMA
Me encanta avistar
delfines en alta mar,
contar las estrellas
en la superficie del agua,
escuchar el silencio
entre la multitud,
desnudar la luna
a la luz de las estrellas.
Perder los ojos
en el horizonte,
ver como arde
la retina del astro rey
mientras se pierde
entre las aguas
dónde reina Neptuno.
Me gusta embriagar
mis sentidos allí
dónde resuena el mar
resacoso en la orilla,
dejar que la mirada
se pierda en el horizonte
revoloteando con los sueños
cual destellos en la mar
jugueteando con los delfines.
Para poder contar
cuánto el corazón puede
llegar a sentir,
harían falta “sienes” de vidas,
millones de palabras
y aún no serían
mas que una pequeña muestra
de lo que puede llegar
a sentir un corazón.
RMA
Viste una mirada turbia,
oscura, cienagosa casi,
todo ello por las corrientes
que agitan su interior.
Cristalina el agua
en un tiempo fue,
cuando a borbotones
abandonó las entrañas
de la madre tierra,
desde entonces no ha parado
de arrastrar impurezas,
ora en saltos o en meandros,
luego en rápidos
y la verdad, han sido pocos,
muy pocos los remansos
dónde poder decantar
ese exceso de limos.
Solo al final, si hay suerte
formará un ancho delta
antes de alcanzar la mar,
mas para que esto suceda,
como aún falta mucho
deberá contentarse
con llevar entre sus aguas
ese pesado limo
que enturbia su mirada.
RMA
Desde siempre, la frescura, la sinceridad y espontaneidad de los niños la he visto como algo maravilloso, no están contaminados por las etiquetas y prejuicios de los adultos, ni por el estresante ritmo que imprimimos a nuestros pasos en el día a día, por eso, de vez en cuando conviene agacharse un poquito y mirar el mundo desde su perspectiva.
Bogan las nubes
en el azul del cielo,
infantil juego.
Cierto día iba con mi hijo dando un paseo por el parque, una tarde de esas “esaborías", más bien fresca y con algunas nubes, no recuerdo qué me iba charlando, pero de pronto se detiene, extiende su bracito y muy serio me dice “mira papá, Dios" miro sorprendido donde me señala y me encuentro las nubes atravesadas por los rayos de un sol moribundo ya, al caer la tarde
Cual puñal de luz
atraviesa las nubes
el rayo de sol.
No supe que contestarle,quizás fue mejor así, pero sí recuerdo la sensación de orgullo al ver que miraba las cosas de manera diferente al común de los mortales.
RMA