Se coloca la coraza
de hielo e indiferencia,
cubre también su rostro
con una máscara pétrea.
Listo para enfrentar
lo que será un nuevo día
oculta su sensibilidad
para que no salga herida.
Mas resulta agotador
día y noche, noche y día
el romper de las olas
contra el malecón.
Sangra, sangra la coraza
entre las rocas del malecón
y es que la resaca lleva
entre la espuma el dolor.
RMA
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