Existe un lugar
que alberga una Sierra
y en su centro, esta
abriga un Picacho
donde el sol renace
cada mañana
para sacar los colores
a una hermosa vega
cuajada de huertas
de frutales y de olivos,
sembrada de veneros
por donde suda la tierra;
Pues allí, en aquel
apartado rincón,
que un tierno infante creía
era el centro del mundo,
hubo una emisora de radio
que por nombre llevaba
el de una cercana Atalaya
cercana al pueblo
y que en un tiempo fue
Atalaya y faro de la comarca.
A las cinco de la tarde
hete aquí el tierno infante,
cada día tras el cole
a paso ligero hasta casa
para así llegar a tiempo
a la emisión radiofónica
de infantiles canciones
y fabulosos cuentos,
donde, amén de la moraleja
enseñaban a dejar volar
la imaginación y los sueños,
ensanchando de esta manera
mente, corazón y alma,
consiguiendo que aquel niño
cada tarde lograse
darse una vueltecita
por los ribetes del mundo.
Llegó así, un buen día
en el que un Rey Mago
con carita de dulce abuela
y que en lugar de barba blanca,
lucía moño de plata,
en un serón de su camello,
en un rincón escondida
trajo una radio roja,
pequeñita, con una ruedecita
donde buscar en onda media
el mil trescientos catorce,
la FM no existía.
¡Qué gozada de Reyes!
¡Una radio! Para él, enterita
¡Se la podía llevar
para oírla donde quisiera!
No se perdería ningún día
sus historias de reyes
de sapos y de lacayos,
de fabulosos reinos,
de mundos lejanos
donde quien reinaba
era la fantasía.
Durante mucho tiempo fue
su más preciado tesoro,
una ventana abierta
donde asomar su carita
por donde dejar volar los sueños,
mas, como no hay bien
ni mal que cien años dure,
llegó el infausto día
en que dejaron de emitir
esa ventana a la fantasía,
mas entonces aparecieron
poco a poco cuentos y cómics
hasta llegar por fin
a los venerados libros,
donde, se cambiaron las ondas
por las adictivas letras
para seguir así dando alas
a una imaginación inquieta.
Durante un tiempo, esa radio
fue su posesión más preciada,
una radio de onda media
que le ensanchó la mirada
y que, al que fuera su mundo
regaló unas preciosas alas.
RMA
No vengo mucho por tu blog, pero siempre me sorprendes. Preciosa la historia de tu primera radio.
ResponderEliminarComo siempre, mil gracias por tu cariñoso comentario. Un saludo.
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