Después
de cuánto he luchado
por mantener encendida
la llama de mi particular
Faro de Alejandria;
No soy feliz.
Tengo fresco en mi mente
cuando brillaba
y regalaba su luz,
iluminando así mis días,
su calor reconfortaba
sinsabores y penurias;
No, no soy feliz.
Me regaló una parte de sí,
me regaló magia,
me regaló vida,
que es lo que ahora me empuja
a levantarme día tras día;
Más no, no soy feliz.
Sin su luz
estoy perdida,
sin su calor
mi carne fría,
sin su alma
mi alma vacía,
sin su latir
mi mente limpia.
RMA
En recuerdo del mayor luchador que he tenido la fortuna de conocer.
Mientras habite en nuestros corazones, su luz no se apagará nunca.
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