Escucho mis sueños
cuando duermo
y sobre todo despierto.
Asombrosa la inmersión
cuando en brazos de Morfeo
te zambulles en una vivencia
que ya quisiera la vida real,
pero mejor, cuando
con los ojos abiertos
vives un sueño,
luchas por él,
puedes rozarlo
con la yema de los dedos
y con suerte, mucha suerte
puedes abrazarte a él
y luego, a la noche,
con los ojos cerrados
y el cuerpo yacente en un camastro
dejas volar el alma,
henchida, feliz.
RMA
No hay comentarios:
Publicar un comentario