Callado y confuso
agacha el asno las orejas
mientras arrastra el arado
que deja cicatriz en la tierra,
no sabe que existen
otros mundos a derecha e izquierda,
no le dejan ver las anteojeras,
sólo ve luz al frente,
sólo intuye un camino.
Con la mirada gacha,
doloridos los hombros
y el paso cansado
araña la superficie
de un mundo que no sabe
si es el suyo.
RMA
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