Juego con las palabras,
pues mi neurona,
otra cosa, no sabe
qué hacer con ellas.
No se detiene en destriparlas
en meditar lo que quieren decir,
tan solo coge las letras,
las lanza al cielo
cual vil malabarista,
se enredan con las nubes,
revolotean con las gaviotas
y al ser de nuevo atraídas
por la gravedad esas letras
van atrapando retazos
de los sueños que la gente
lanza a un cielo de estrellas
o a un girón de blandas nubes
ruborizadas ante un sol
arrogante e impetuoso
y cuando al fin amerizan
mecidas por el oleaje
forman palabras la letras,
y aquellas, frases
y mi neurona con las redes
de la paciencia
con amor las recoge
y las traslada al inmaculado,
virgen, papel en blanco.
Volverá
igual que la noche
vuelve a caer
sobre el ocaso,
igual que la luna
cede su sitio al sol.
Volverá
y ahí estará para recoger
los cristales rotos
y formar con ellos
sobre el negro tapiz
algo parecido
a un cielo de estrellas.
RMA
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