Algunos dicen
que cuando es dicha
la palabra muere.

Yo digo, en cambio,
que justo ese día
empieza a vivir.

Emily Dickinson.

Parafraseando a la Sra. Dickinson me gustaría que estos ripios que ahora comienzan a volar por sí mismos no mueran en el olvido, sino que sean capaces de anidar en el corazón de alguien que les de calor y cobijo.

sábado, 19 de diciembre de 2020

Erase

 

Erase una vez que se era

una oveja en un redil,

que aunque había a cientos,

ella, se sentía muy sola allí,

no llegaba a interesarle

tanto balido fútil

y si miraba en su torno

todo era en exceso volátil

nada estimulante para su neurona,

aprovechable, útil.

sin ser consciente de ello

poco a poco fue creando

una coraza infranqueable

gruñona y en exceso solitaria.

No llegaba a soportar

ni siquiera a comprender,

comer al mismo pesebre

y al volver la espalda, siempre,

alguna, balar de ella.

Su pelaje fue cambiando

como el día torna a la noche,

no así su alma, que

aunque sin alas,

pues no era un ángel,

aprendió a sobrevolar,

valiéndose de su imaginación,

por altos prados y montañas.

Por su color, bien distinta

la empezaron a señalar

¡Qué no albergaría su alma

para de negro acabar!

Tanto lo fue escuchando

que temió fuese verdad

pues llegó el día en que si alguien

al fondo de su alma

pretendía llegar,

soltaba un gruñido

y daba un paso atrás,

parecía mas bien un erizo

pues sacaba a pasear

una bonita colección

de “esaborías" espinas

con las que a las otras alejar.

Creyéndose negra

fue creciendo en una pradera

de muy blancas ovejas,

terminó descubriendo

que el color de la lana

no las hace mejores,

ni la suya, aunque negra,

a ella, la hace malvada,

a lo sumo, como mucho

tan solo diferente, mas,

con un corazón más blanco

que la luna más reluciente.

                       RMA

 

 


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