En el techo oscuro de la noche
al que los astros visten de gala
con luminoso traje de lunares,
los ojos cierran sus párpados,
los sueños abren sus alas.
Planean a su antojo
por el Reino de Morfeo
dibujando mil piruetas
en el ancho y largo cielo,
saltando de estrella a estrella,
después ¡Salto a la Luna!
y desde allí, hasta algún lucero.
¿Será así el Eterno?.
RMA
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