Con la mirada gacha
de ternura y humildad,
de infinito amor cargada
rebosando serenidad.
Tu cara pone la luz
que en tu rostrillo destella,
tu corazón nos puso amor,
amor y a Dios en la Tierra.
Un pedacito de cielo
pintado aquí en la marisma,
como no podía ser menos
para la Reina Divina.
Es la fresca mañana
que, con su perlado Rocío
de amor, nos empapa
y nos provoca escalofríos.
RMA
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