Constantemente, como la flor
que moja sus pétalos
en el rocío, y con dolor
siente como si fuese un ácido
que raja su piel y su interior.
Inevitablemente, cada amanecer,
con el matutino frescor
perla sus pétalos sin saber
si el ácido y su amargor
procede del alba o surge de él.
RMA
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