Parafraseando a la Sra. Dickinson me gustaría que estos ripios que ahora comienzan a volar por sí mismos no mueran en el olvido, sino que sean capaces de anidar en el corazón de alguien que les de calor y cobijo.
Lisboa
Lisboa, tan cerca y a la vez tan lejos, tan maravillosa como
el sabor de sus barrios, volcados al océano y a ese Tajo que le da carácter y todo
ello envuelto en las melancólicas notas que hacen volar los fados.
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