Ese pozo sin fondo
donde volcamos el olvido,
no para llenar ese pozo,
más bien para limpiar
ese mueble bar del salón
repleto de los souvenirs de una vida
que al principio podían hacer gracia
pero que el tiempo pone en su lugar,
o más horroroso aún si cabe,
esos que te traen familiares y amigos
con la mejor de las intenciones
y que nada más verlos hacen daño,
no puedes desprenderte de ellos,
así que los empaquetas
y abandonas en el trastero,
un recurso de la memoria
para no sucumbir en el intento,
dar de lado a ciertas cosas
que cual cilicio hieren al corazón
en cada uno de sus latidos.
Solución temporal ,
como los peces cuando mueren,
flotan.
RMA