Recostado el lucero
en el alfanje de luna
tranquilo, ve pasar la vida.
Su ardiente interior
no le impide, en su fría cuna
mirar su mundo inferior,
desde su atalaya
sobre la negra tierra
ve una locura de hormigas
corriendo como pollo sin cabeza
en pos de algo que parece vida,
que abajo unos llaman libertad,
otros osados felicidad,
el común de los mortales
perra vida.
Desde arriba sólo se aprecian
las alocadas carreras
en busca de ese
no se sabe qué.
RMA
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