Érase una vez una Anaconda muy canija y con la
mente muy sucia, que de estar siempre pensando en lo mismo le salieron unos
esperones horrorosos, que de tan grandes se consiguió hacer con ellos unos
"Torresnos" pa migarlos en el águila que pasaba por allí con las
cejas muy largas y los huevos colguerones. "Totá", que entre la
Anaconda y el águila surgió un algo, y más, tras el baile ritual del
cunninni-cunnini, y tanto, que cantando "I want to break free" se
prometieron amor eterno y felicidad, así que la cola de la Anaconda no sabemos
donde fue a parar, por eso y para evitar males mayores, se llamó al amigo de un
amigo que tenía un primo allí en el pueblo y entonces vino una ambulancia con
más gas que un camión de butano ¿o era de gasoil? Y tenía que ir a que le
enchufaran la manguera ¡hay Dios! Otra vez la mente sucia!
Pero como las desgracias nunca vienen solas y algunas
neuronas están un poco revolucionadas…
Que exista por mucho tiempo la mente sucia.
RMA
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