Casi siempre hemos oído decir aquello de que lo que tienes a
todas horas, tan cerca, tiendes a no saber apreciarlo y en la mayoría de las
ocasiones pienso que es así, pero hay días en que te sorprendes y al levantar
los parpados te llega la luz de otra manera y reparas en algo que siempre ha
estado ahí y dices, “¡Ostras, que maravilla!” Ese momento, ese milisegundo suele
valer una vida
No son azules
pero cuando me miran
me traen el cielo.
Más aún cuando ese milisegundo supone una vida, pues te lo
regala alguien que es tu vida
Bebo en tus ojos
La luz cada mañana
¡Suerte la mía!
Así cuando vida y milisegundo se confunden, también acaban
por confundirse cuerpo y alma y por supuesto otras cosas
Ávidas manos
revuelan su universo,
placer alado.
Al final hay que darle las gracias a la vida.
RMA
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