¿Quiénes somos
si no nuestra memoria?
De ella nos valemos
para poder rememorar
aquella vez que caímos
y donde nos volvimos
a poder levantar,
con quien, gozosos reímos,
con quien no volver jamás.
Caprichosa, sí que es ella
recordando algunas cosas,
como Sinatra, a su manera.
Otras veces lo que hace
es valerse de detalles,
un aroma que trae la brisa,
un sabor de tierna infancia,
dos o tres notas de música.
Luego está cuando te apetece
ir de visita a tus recuerdos
y es entonces cuando aparecen
las encendidas cartas
de tierno amor adolescente
o aquellas fotos guardadas
como oro en paño, entre libros,
guardando así entre sus letras
tantas dolorosas ausencias.
Mostrando además, con insolencia
aquel flequillo que no volverá
y el “volumen” que con los años
se adhiere a nuestra silueta,
o esas traicioneras patas de gallo
que de avestruz, asemejan.
Visitar los recuerdos
buceando en nuestra memoria
mas siempre con la vista puesta
donde volver a hollar la tierra.
RMA