Buscó un espejo
para saber
si realmente existía,
halló allí su reflejo,
imagen cruel
medio descolorida,
con la yema de los dedos
comenzó a recorrer
aquella superficie fría.
Hurgó en la cuenca
cristalina de sus ojos,
recorriendo su contorno
cayó en la cuenta
que en su cabeza y torso
tan sólo, había un hueco.
Entonces tuvo la certeza
que el blanco de sus huesos
era la única cosa cierta.
RMA
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