Una eternidad en un segundo,
media vida en un suspiro,
veinticinco años, veinticinco,
veinticinco, amor mío.
Un segundo se te antoja
cuando la bóveda celeste
tachonada de estrellas
compartes con quien es tu diosa.
Un suspiro es media vida
y la otra es un lamento,
del tiempo que no te tuve,
del tiempo que no te tengo.
Veinticinco, que son el prólogo
de un diálogo que sin ti
hace tiempo que sería
el más triste monólogo.
Un segundo, un suspiro
en que tu belleza no mengua
de tanto regalar amor, tu corazón
y tu belleza aumenta.
RMA