Bajo la parra
penden los racimos,
vuelan los tábarros.
RMA
Al común de los mortales, la simple mención, o la vista de una guadaña, le pone los pelos de punta, les trae a la mente historias de muerte y de dolor.
Mira y observa,
hay veces que parece que ni mira
el pasar de la gente,
como quien se sienta
junto a la orilla del río
a ver pasar la corriente
y ver cómo pasan ante sus ojos
latidos que en nada le incumben,
suspiros que no le llegan,
agua que allí en la orilla
a mojarle ni se atreva.
RMA
Neblinas del tiempo
donde flotan los recuerdos,
sentimientos que fueron
acordes de una melodía
que aún hoy hacen vibrar
el alma de una guitarra,
aunque esas nobles maderas
vistan ya algunas grietas.
RMA
Asciende el alba
resplandece orgullosa
tras las colinas.
de nuevo un día más
vence a la oscuridad.
RMA
Cada suspiro lleva consigo,
a lomos de su espalda
millones de no suspiros,
que fueron descartados
para que ellos existieran,
es una maravillosa elección
llegar a ese punto milagroso
de llegar a existir
y una responsabilidad enorme,
la de saberte afortunado,
pues hasta haber llegado a ti,
hubo infinidad que quedaron
a lo largo del camino,
millones de suspiros
que nunca se mezclarán
con el frescor del alba.
RMA
El negro cañón
escupe la bala.
El forraje se agolpa
en la bala de paja.
La oveja en el prado
se aburre y bala.
Hay que ver qué versátil
que es esta bala
una te mata,
otra te alimenta,
la otra casi te canta.
RMA