El viento lleva
removidas las hojas,
llega el invierno.
RMA
La luna, esta noche ha decidido cederle el protagonismo a
una estrella, no es fugaz aunque trae cola, más bien al contrario, llegó para
quedarse e iluminar cada rincón de este aciago mundo.
Argumenta la luna que su luz es más pura, su claridad es más
cálida aunque fuese a aterrizar en un desierto, sus destellos más potentes,
pues son fruto de una gran fuerza interior, sobrenatural.
La luna esta noche compartirá gustosa el firmamento, y con
amor se darán su luz.
Cantó María
I've got you, God,
under my skin.
RMA
Oculta su luz
con sombras que le hagan
parecer más grande
igual que esconde un corazón
para no parecer vulnerable.
Siente como nadie
tras su cara de póker,
llora como alguien
con secos lagrimales.
Pinta de modestia
lo que tan solo es miedo,
suplica a las estrellas
no dar nunca un primer paso
que pueda dañar a alguien
por alguien amado.
Aspira a contar cada día
los latidos del corazón
que laten al impulso
de quien sabe qué hay
bajo esa coraza.
Entonces, amará la luz
y mirará la luna
por la ventana.
RMA
Posa la mirada
en la ardiente imagen
de la chimenea,
la flamante llama
lamiendo con ansia de vida
cada recoveco
del espléndido madero.
Se desdibujan,
se confunden,
no se distingue
donde una termina
y da comienzo la otra,
son una misma cosa
son fuego y mutuamente
se acabarán consumiendo
en una danza
en apariencia infernal
y simbiosis divina.
RMA
Le preocupaba la vida,
le preocupaba no tener recuerdos
creía que no los merecía.
No saber que tenia que sentir algo
le preocupaba no tener tiempo
para que los pensamientos se completaran
y los sentimientos se asentaran.
Tuvo que aprender a pasear
aprender que no hay que escalar una montaña
para estar en la cima del mundo
que lo más horrible
puede ser maravilloso
si aprendes a mirarlo
y lo más maravilloso terrible
cuando hay que soportarlo.
Hubo de aprender a perderse
aprendiendo el camino de vuelta,
aprender a soñar estando despierto,
soñar con toda la belleza
que este mundo nos ofrezca.
Que esos árboles
aunque le tapen la vista,
le ofrecen un maravilloso paisaje,
aprender que no se malgasta el tiempo
que no se pierde, hay veces
que simplemente corre,
se diluye en tu torrente sanguíneo,
ese mismo que te da la vida.
Le preocupaba, preocupa,
que la vida, el tiempo,
le resbale entre los dedos
como el agua de la fuente,
sin tan siquiera llegar
a humedecer la yema
con la que acaricia
la rugosa superficie
de la curvatura del tiempo.
RMA