La tormenta
dibuja garabatos,
desbandada.
RMA
Se pierde la memoria
se va quedando vacía
o simplemente los años
la enseñan a cerrar la boquita,
que siempre hay posos
a los que mejor no remover
y muchas cicatrices
en las que mejor no hurgar.
Se vuelve entonces selectiva,
puro instinto de supervivencia,
así que a obviar lo que le hiere
y en lo que le place, regodearse.
Intenta consumir su tiempo
aferrándose a lo intangible
y entre las rendijas del alma
al final ¿Qué se le escapa?.
RMA
Majestuoso río,
testigo inmutable
y a la vez cambiante
del paso de la vida.
Río grande, inmenso
en el cual ingentes
almas anhelaron
la otra orilla.
Mucho antes que nosotros
sembraron y bebieron
sus cambiantes aguas,
alimentaron su vida,
purificaron su alma,
volcaron sus miradas
en la corriente
siempre perenne
de sus aguas.
RMA.
Aun recuerdo cuando de pequeño acompañaba al campo a mi padre y en las mañanas de invierno, cuando helaba, sentía crujir la blanca hierba bajo mis botas mojadas al son de mis pisadas, a la par que en algunas ocasiones oía algunas de sus sentencias como “Pobre la vejeta que no haya pillado terrón" refiriéndose a la mínima protección que le hubiera brindado un terrón de tierra y que le pudiese haber librado de una, aún más intensa hipotermia. Entonces, al levantar la vista había veces que me encontraba con el esqueleto de algún árbol y
Cada recodo
cada punta de rama
contiene el llanto.
Y amanece, el día sigue su curso y cuando el sol abre su ojo y ahuyenta los últimos jirones de bruma, resurge la vida
Diluye la luz
las perladas lágrimas
de mi rocío.
Y entonces la vejeta se olvida de su terrón y yo sigo regocijándome cuarenta años más tarde.
RMA
A nuestra espalda
crece el pasado
como la raíz del árbol
en un suelo abonado.
Bebe el ahora cuanto puede
de ese suelo y a esas raíces
fuertemente aferrado
y dar así sostén a las hojas
que pretenden volar
y alcanzar así la ansiada
luz, que nace en el cielo.
RMA