Llevaba tiempo sin saber dónde guardar sus entrañas hasta que se acordó de los vasos canopes, un sitito recogidito donde guardar unos trocitos de carne ya preparadita y limpita por si acaso un poquito más para adelante hicieran falta.
Claro que cuatro vasos le parecen algo escasos, por ejemplo para el cerebro ¿este no es necesario para el más allá? Aunque la verdad, hay quien tampoco lo usa mucho en el más acá, así que dirían, para qué malgastar tiempo y barro en algo que no se va a usar.
Los cuatro vasos eran Amset, Hapy, Kebeshenuef y Duamutef, nombres sencillitos y fáciles de recordar por otra parte.
A ver, en el llamado Amset se guardaba el hígado y se conocía de lejos pues la vasija tenía forma de cabeza humana, lo ponían en la parte sur de la tumba y lo encomendaban a la protección de la diosa Isis, sí, sí, la que pegó todos los cachitos menos uno de su esposo, no sabemos si porque lo quería para ella sola, porque no quería que le diera más por saco o porque esperaba dar el cambiazo por el de Rasputín (que también estaba guardado en un tarro) unos siglos más tarde.
Hapy, en esta se guardaban los pulmones y la vasija tenía en la tapa una cabeza de babuino (bastante mona, por cierto) no sabemos si los pulmones los guardaban porque esperaban estar fumados todo el tiempo una vez pasaran en la barca solar al otro barrio.
Este vaso lo protegía la diosa Neftis que representaba la oscuridad, la noche y la parte invisible de lo terrenal y además era la diosa del inframundo y la muerte, vamos, toda una alegría de diosa.
La vasija se colocaba orientada al norte en la tumba.
Kebeshenuef, la tapa de esta vasija tenía forma de cabeza de halcón y en ella lo que metían era los intestinos, que digo yo, ya que los tenían limpitos y arregladitos los podían haber aprovechado para hacer morcilla o choricitos, la colocaban en la parte oeste y se la encomendaban a la diosa Selkis o Serket, era una diosa escorpión y diosa de la magia, de la naturaleza y de los animales.
Ya por último Duamutef, esta tenía la tapa con forma de chacal y la usaban para meter el estómago del finado, menos mal que enterraban a personas, si fuese a vacas no ganarían para barro para hacer vasijas.
La vasija la protegía la diosa Neit, diosa guerrera, se la identifica con Nut y entonces aparece llevando arco y flechas, además es la más idealista y romántica de las diosas, puesto que se la considera la protectora de los sueños y la verdad no me aclaro que tiene que ver el estómago con los sueños.
Esta vasija era colocada al este de la tumba.
Estos son los vasos, pero luego queda el asunto del resto del cuerpo ¿Cómo cuando reviva el cuerpo, hecho mojama y envuelto en un montón de trapos, se va a poder levantar para recoger lo que hay en las vasijas y colocar cada cosa en su sitio? ¿Te imaginas coger esa vasija y entre la edad, pues ya van teniendo una edad y las manos amojamadas, se le caiga? Para más inri, que sea la de las tripas, que se líen y enreden, seguro que luego es capaz de tener retortijones, entonces se cabrea y de ahí sale, seguro, la mala fama que tienen las momias en las películas.
Tienen mérito estos egipcios, aunque se les pasase por alto algunos nimios detalles.
Todo esto para buscar un vaso donde guardar las entrañas, al final para conservarlos habrá que hacer como con las penas, ahogarlas en alcohol acompañado con agua, a poder ser tónica.
Todo caduca,
el ocaso también
en un suspiro.
RMA