Borra el negro
todo el arcoíris,
jamás en la noche
pudo verse alguno.
Generoso el sol
que regala su luz
para así dibujar
ese puente hasta el cielo,
en cambio la luna
avariciosa ella
prefiere una negra noche
a que alguien
le haga sombra,
le robe protagonismo.
RMA
Está tan lejos
el paraíso ansiado
como próximo,
basta extender la mano
hasta el interruptor.
RMA
El peregrino
transitando por la senda
que le lleva a su destino,
conforme avanza
siempre a poniente,
siente que quizás,
más bien retrocede,
se hunde en su interior
como el sol en el horizonte.
Siempre a poniente
sortea llanuras, montañas
y valles con la sensación
de ser como ese globo rojo
que cuelga de no se sabe dónde,
que igual que asciende
cada fría mañana
hasta alcanzar su cenit,
poco a poco desciende
hasta alcanzar la noche,
que conforme avanza
observa como a los lados
lo que antes fue
frondosa arboleda,
va dejando en la cuneta
camposanto de tocones
consumidos por las inclemencias.
RMA
Deja que la ilusión
te arrastre por senderos
con los que nunca soñaste
y que te haga sentir
que en realidad no puede,
no pueden existir otros.
Deja que la confianza
llene de fuerza tu corazón
y asombrado descubrirás
que esos inimaginables caminos
que parecían empinados
son los más sencillos de transitar.
Deja que te cuente
que la ilusión nunca vuelve
y la confianza por sí sola
aún no sabe caminar
y siempre, siempre, siempre
has de ser tú quien ha de buscarlos.
RMA
Cabalgamos sobre el pasado,
los cascos de la montura
pulverizan nuestros ripios,
machacan los escombros
hasta formar un fino polvo
que mezclado con el jugo
que destila el dolor
forma los ladrillos de adobe
con los que levantar los hitos
al borde del camino
que habremos de continuar
transitando hasta el ocaso.
RMA
Esa escalera
con sus siete peldaños,
de este primero
nunca podré pasar.
¡Perezosa neurona!
RMA
