Sucede, que hay veces
que pasa el tiempo
y uno por dentro
como que no lo siente.
Te miras cada día al espejo,
te ves igual, aparentemente,
mas luego llega el amigo
aquel que no ves hace tiempo,
y tú ves y él, también ve
lo que te oculta el espejo
cada día en tu rostro,
esos surcos que el tiempo
va esculpiendo en tu alma
y termina pintando en tu cara.
Vas cobrando la certeza
que la negra parca cada vez
está apuntando más cerca,
que la opción de equivocarse
cada vez es más remota,
que no merece la pena
el intentar engañarse,
mucho menos engañarla.
RMA