En tan grata compañía
no es difícil caminar
y en esta larga travesía
lo que importa no es el llegar.
Son las horas de angustia
por senderos pedregosos,
es regar, si están mustias,
las flores del otro.
Es la mano, que amorosa
te ayuda a volver al sendero,
es la Luna primorosa
acariciando a su lucero.
Es disfrutar del alba al ocaso,
para seguir gozando luego,
cuando la noche tienda su manto
de un estrellado cielo.
Mi meta no es la meta,
mi meta es el camino
y tengo la suerte inmensa
de poder hacerlo contigo.
ILY
RMA
No hay comentarios:
Publicar un comentario