Algunos dicen
que cuando es dicha
la palabra muere.

Yo digo, en cambio,
que justo ese día
empieza a vivir.

Emily Dickinson.

Parafraseando a la Sra. Dickinson me gustaría que estos ripios que ahora comienzan a volar por sí mismos no mueran en el olvido, sino que sean capaces de anidar en el corazón de alguien que les de calor y cobijo.

sábado, 27 de septiembre de 2025

Río


En la alta montaña, joven e impetuoso, raudo y cantarín, con fuerza transcurre entre las piedras, arrasa con todo y pavoneándose, lanza mil destellos de límpida luz.

No se detiene a pensar lo que va arrastrando por el fondo, que cuanto más crece, más impurezas suspendidas, corriendo entre sus aguas, más ahogados destellos en su superficie, menos cantarina su corriente, más monótona y ronca, en ocasiones susurrante es su voz.

Hay momentos donde ensancha su cauce, aminora su velocidad, encuentra la paz de un remanso, a medio camino y casi en soledad, se serena, suelta lastre, elimina las impurezas que le perturban, dejando se asienten muy en el fondo, al ganar serenidad ya no serán destellos, será un gran espejo donde reflejar todo el cielo.

Vendrán rápidos con sus estrecheces enturbiando sus bravas aguas.

Llegarán floridas riberas y ánades en bandadas, llegará el momento en que habrá de transformarse en ría o en marisma, o tan solo en una simple desembocadura que arribe al ancho mar.

Posará sus limos en el fondo, abrirá sus aguas para abrazar la inmensidad.

Sentirá el reflejo celeste y celeste será su reflejo.


Bebe el jilguero,

acaricia el sauce,

corre en tu cauce.

RMA 



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