Dónde,
se fue el ángel
que le tocó, el alma
con la yema de sus dedos.
Donde,
el que con sus alas
insufló, un halo de vida
en su pecho.
Quien con su frescura
dio calor a un corazón
de vida sediento.
Quien con su inocencia
vistió de color
su oscuro firmamento.
Donde se fue el ángel
que le robó el alma,
aquí, sólo queda su cuerpo.
RMA
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