Se me está haciendo vieja, mi vieja neurona, se está
volviendo chocha, pues no va el otro día y la descubro, que como escarpias
tenía las dendritas, el axón moqueando y el soma ojiplático, todo, porque
bajando al alba, de la sierra, estaba Córdoba sumida en una intensa niebla, un
inmenso manto blanco, que visto desde arriba, era un mar de nubes, pespunteado, por
aquí o por allá por alguna que otra luz de la ciudad.
El suave contorno, al fondo, de la campiña dibujado
por un cielo intensamente rojo, surcado, poco más arriba, por una franja de
nubes altas, negras como mi corazón y como guinda, en lo más alto, el lucero
del alba.
Hocica el suelo
desde bien temprano
el jabalí.
RMA
No hay comentarios:
Publicar un comentario