Posa la mirada
en la ardiente imagen
de la chimenea,
la flamante llama
lamiendo con ansia de vida
cada recoveco
del espléndido madero.
Se desdibujan,
se confunden,
no se distingue
donde una termina
y da comienzo la otra,
son una misma cosa
son fuego y mutuamente
se acabarán consumiendo
en una danza
en apariencia infernal
y simbiosis divina.
RMA
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