Con los años de juventud
se derrocha el tiempo,
vuelan con lentitud
al saber inmenso el firmamento.
Cuando los vas acumulando
se deslizan entre tus manos
con la misma rapidez,
cual de arena , los granos.
Se derrocha energía
llenando de vivencias
las alforjas de la vida.
Hay que vivir y amar,
hay que sentir y reír,
hay que correr y gozar.
…Y si hace falta
deprisa morir.
Luego, te enseña la vida
que no es lo mucho, sino lo justo,
cada momento es una bebida
a saborear y a cogerle el gusto.
Detenerse hay que saber
para admirar el paisaje,
el sol del amanecer,
del océano, el oleaje.
No quiero más vivir
la vida, para más tener,
y en la lápida escribir
“para esto tanto correr”.
RMA
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