Desde el orto hasta el ocaso
absorto paso las horas
buscando a mi neurona
un humilde trabajo.
-¿Qué es lo que sabes hacer?
prudente, pregunto yo.
-No es esa la cuestión.
me viene a responder.
-Y es que, aunque parezcan
muy largos los días,
en verdad, es muy corta la vida
cuando disfrutas de ella.
-Y cuando nos haga invisibles
la luz eterna,
hemos de tener la alforja repleta
de tesoros intangibles.
-¡Neurona, neurona querida!
¡Que ya te tengo trabajo!
Aunque sea en plan barato
¡Filósofa de pacotilla!.
RMA
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