Los griegos en su sabiduría
inventáronse cuatro virtudes
y como hablaban de aquella manera
le pusieron nombres de lo más raro.
A Sofía, la reinona de ellas
le adjudicaron la sabiduría,
a una con nombre
un tanto tumoral Episteme,
conocimiento? el justo.
Otra que me suena a pintura
Areté, gotelé, primos hermanos,
algo que ya no se estila,
ni el gotelé, ni la excelencia.
Y ya nos queda la prima
de mi querida neura Noia,
esa que ella solita habita
en mi hueca calavera
que para más inri,
estos caprichosos griegos
se la dedicaron a la inteligencia,
de lo que más carece
la augusta inquilina
de mi vacua azotea.
Hay que ver que griegos
tanto, para nada mas pensar
que en nombrecitos raros,
con lo bien que se entiende todo
en un buen andaluz
de la parte de Cabra.
RMA
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