Como capas, vas coleccionando días , meses y años y se te van sumando encima, como las capas de una cebolla, una encima de otra, y así te van haciendo viejo y orondo, eso de sabio, con algunos no acabo de verlo.
Menos mundano, más igual de hermosas, son las muñecas rusas, sumando capas o en este caso muñecas, igual, vamos sumando años, nos los vamos echando encima, una encima de otra, cada vez la pelota, en este caso la muñeca, más gorda,nos van jorobando el invento y así acabamos con chepa y bastón y un montón de capas, unas más impermeables que otras, algunas te dejan helado,otras abrigan un poquito y dan gustirrinín y las más, que mejor no haberlas recogido, pues total no creo que aporten mucho.
La paranoia es darle la vuelta, como en la teoría del Big Bang, cuanto más retrocedes, más te acercas al estado primigenio donde surgió la magia, así cuando llegues a la muñequita más pequeña de todas, sería la representación de la más tierna infancia, de la inocencia y si aún así, pudiésemos abrirla y mirar en su interior, nos sorprendería hasta encontrarnos con un corazón.
Esa matriosquita, es un gran tesoro que todos, aún sin haber reparado en ello guardamos en nuestro interior, un corazoncito de niño habitando en nuestro interior.
Y nosotros sin saberlo...
Nunca se sabe
que oculta en su interior
un huevo Kinder.
RMA
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