Terco, el tiempo
no para un segundo
para dar un respiro,
no mira atrás,
no espera a nadie,
tiene alma de diablo.
Hay veces que vuela,
otras en cambio
se hace eterno.
Siempre a su capricho,
nunca a dictado de nadie.
Puede con todo,
con la piedra más sólida,
con el más duro acero,
con la estrella más lejana,
con el más bello lucero,
con la liviana hoja,
con la más prieta carne
y antes de hora,
con el traicionero pelo.
RMA
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