Avanzamos por el desierto
o este simplemente
pasa por nosotros.
En la fina y caliente arena
hundimos nuestros pies.
¿Avanzamos?
Levantamos la mirada,
infinito por doquier,
no hay sendas
el desierto engulle
sin dejar huella nuestros pasos,
no es que las borre,
es como si nunca
hubiesen existido.
Solo unos pocos
logran planear unos metros
en vuelo rasante
desde algún otero,
pues, hasta a esos
les manda un céfiro
ardiente y seco
que aún pega más a sus huesos
su, ya duró pellejo
a la par que
al común de los mortales
saca lustre a sus huesos.
RMA
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