En el fondo de un seísmo
casi siempre se encuentra
mínimo un par de placas,
tectónicas, ambas ellas.
Lo que suele pasar,
que si tú “pa'cá",
que yo “pa'llá",
así que nadie cede
y lo que suele, sucede,
de un grano de arena
en la más plana pradera
como por arte de magia
nos crece una montaña
y si mucho se restriega
y se calienta la cosa
de allí es capaz de salirnos
una herida supurosa
con la forma de un lindo
y hermoso volcán.
RMA
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