Con el alma raída
como su abrigo,
camina el invierno
sendero arriba,
con los pies helados
busca una luz
que le de calor,
aterido camina
con mas certeza que fe;
Escarcha en las cejas
y los sabañones
cubriendo sus orejas.
Encara la cima
esa donde a sus pies
queda el mundo,
esa donde a capricho
acariciar puede
infinidad de estrellas
y desde donde,
si exhala un suspiro
al de la barba blanca
se le mueve el flequillo.
RMA
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